Hace unos días tuve
que ir a la farmacia porque mi abuela me llamó para que fuera a buscarle unos
medicamentos y por supuesto fui corriendo a buscarlos. No era la primera vez
que iba y nunca me habían hecho esperar, pero para mi suerte ese día tuve que bajarme
a esperarlos. De repente, me topo con una conocida contemporánea, la cual no veía desde mi niñez, pero es de
esas personas que cuando te la encuentras tratas de esquivarla y te escondes
para que ni te hable porque habla hasta por los codos y que cree conocer de
todas las culturas, países, profesiones, universidades, etc. ¿Quién no conoce
alguien así? Pues ahí me encontraba yo sentada a su lado, durante los 10 minutos
más desesperantes de mi vida hablando de todo lo que le llegaba a la
mente. De la nada me dice, ¿Tú cocinas?,
Y mi semblante cambió, me puse pálida y comencé a reír de manera sarcástica y le
respondo: “No tanto, pero hago sofrito”. Siiiii, SEÑORES y que sofritoooooo,
tantas cosas que pude haber dicho; arroz, habichuelas, pollo y NO, NOOOO dije “sofrito” ¿Quién ca%$@ hace sofrito? Ella
conocedora de todas las profesiones, le entró lo de periodista y burlándose
dice: ¿Qué tú haces eso?, Y cuéntame, ¿Qué le echas?. Y fue ahí cuando se me
pusieron los huevos a peseta. Tratando de recordar las veces que he ayudado a
mi abuela hacerlo, le digo “ajo”, eso fue lo único que pude recordar y mientras
trato de cambiar el tema me llaman, cogí los medicamentos y salí de allí
corriendo jodida emocionalmente y humillada totalmente por una digna merecedora
del premio “Top Chef” . Cuando llego
a la casa de mi abuela, empecé a
contarle de mi bochornosa situación y le comento que cuando llegara a mi casa
iba hacer arroz con habichuelas para mi mamá. Cuando le pido que me explicara
bien como lo hacía, su respuesta fue: “Nena usa la lógica, hazlo a ojo”
sabiendo ella que lo más cercano que he hecho a una comida es un “Hot Pocket”
congelado de Costco. Con todo y
frustración me voy para mi casa a cocinar y sigo las instrucciones de mi
querida abuela. Cuando mi mamá llega, lo
primero que hizo fue ir a la cocina y cuando abrió las ollas me dice: “oye que
fue lo que hiciste ahí, un intento de arroz y cornbeef”, ya se podrán imaginar
cómo me sentí después de haber tenido un día lleno de humillaciones.
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